Hoy sí me gusta, ¿mañana también?
Las personas creemos que nuestros pensamientos son estables; sin embargo, un estudio revela que las convicciones cambian más de lo que se cree.

Con facilidad las personas podemos catalogar lo que nos apasiona y nos gusta con vehemencia. Esas convicciones que tenemos claras y que ni el argumento más fino podría hacernos cambiar de decisión. Esto nos suele suceder a todos, sin embargo, con el pasar de los años, o simplemente por una repentina desilución o, tal vez, por ser un pensamiento tan fantasioso lo cambiamos y reducimos drásticamente la importancia que antes le dábamos.
De acuerdo con un estudio psicológico hecho en tres universidades, el cual contó con la participación de 19.000 personas, todo el mundo, independientemente de su edad, cree que sus convicciones y conceptos ya son definitivos: ya han llegado y que nada los hará cambiar de opinión.
Los psicólogos encargados del estudio formularon preguntas tales como si estaría dispuesto a pagar un elevado precio por una boleta para ver su actual grupo musical favorito dentro de diez años. Este tipo de preguntas hizo que más de uno respondiera con una afirmación, pero hubo quienes aseguraron no tener grupo favorito.
Sin embargo, la gente que promedia los 30 años de edad, aseguró que dentro de los diez próximos años debe existir en sus vidas, por lo menos, un cambio radical y ese cambio debe llevar consigo consecuencias positivas para mejorar, de algún modo, la calidad de vida. Para ello, los investigadores analizan los ideales, el comportamiento, los principios por los que se rigen y las inclinaciones.
Evidentemente, en cualquier fase de la vida los seres humanos tomamos decisiones que resultan siendo altamente poderosas e influyen en la vida de las personas y es allí que podría ocasionarse un cambio en la manera de actuar.
Claro está que en el diario vivir hay que arriesgarse a decidir y es este ejercicio el que nos hace dar más seguridad al momento de emprender una actividad. Las decisiones, recuérdelo, deben siempre ser para bien, para continuar en su proceso de madurez. De nada sirve dar un retroceso, pues es allí cuando ya se comienza a perder la esencia de la trascendencia humana.
El lenguaje corporal: lo que alguien lee en usted a primera vista
Llevar consigo determinadas actitudes físicas permite sentirse más seguro y de esta manera volverse más asertivo, así lo asegura una psicóloga de la Universidad de Harvard.




Mientras lee esta página quizás tenga las piernas cruzadas. Puede que se esté tocando el cuello con una mano o que esté reclinado hacia atrás, tratando de buscar una posición más cómoda en su silla. Sin importar cuál sea su postura, ésta refleja una forma de sentir que es leída por quienes lo rodean.
"El lenguaje corporal genera juicios que pueden servir para que invitemos a alguien a salir o decidamos a quién contratar", dice en su presentación en una charla TED Amy Cuddy, psicóloga social y profesora de la estadounidense Universidad de Harvard.
Ella es además especialista en lenguaje no verbal, una forma de comunicación que incluso excede a la especie humana.
Los monos por ejemplo, para exponer su dominancia, se muestran más grandes y estiran los brazos. "Están ocupando espacio y esto es cierto para todos los animales, no sólo los primates. Y los humanos hacemos lo mismo", aclara Cuddy.
"Sonreímos cuando nos sentimos contentos. Pero también cuando estamos forzados a sonreír, sosteniendo un lápiz entre los dientes, nos sentimos más felices. Funciona en ambos sentidos".
Ella, de hecho, le tenía miedo a dictar conferencias y cuando recién egresó estuvo a punto de renunciar a su trabajo para evitar hacerlo. Sin embargo, de tanto fingir que era una buena oradora, de repente se dio cuenta de que ya no le costaba pararse frente a una audiencia, como la que la vio disertar en TED.
Necesitamos a un ciudadano que...
Quienes habitamos en Manizales, vemos con preocupación, la carencia de civismo de la mayoría de los ciudadanos.

Esta calle es una total cochinada ¿no es así? ¿Imagina usted una Manizales de este tipo, donde las basura predomine en cada esquina, donde el peatón no cruce por la cebra o donde el conductor se pase el semáforo cuando éste esté en luz roja? ¿Le gustaría vivir en una ciudad de ese tipo? Claro que no.
Esto es común en Manizales: Ver apilada la basura en algunas esquinas, observar prados con excrementos de mascotas o ver las maromas que un peatón hace para cruzar la calle.
¿Escucha usted con frecuencia palabras groseras, ofensivas o soeces? De ser así, ¿a usted no le lamenta tan mal vocabulario? Se está convirtiendo en algo difícil encontrar a ciudadanos civilizados.
No será la última vez que trate este tema, porque en realidad es algo preocupante. No podemos continuar demostrando nuestra baja cultura y cortesía. Debemos actuar. Necesitamos caballeros que no sean 'acrecentados' con una dama, o damas que no traten mediante gritos a un caballero. Con urgencia necesitamos a una persona que sepa depositar la basura en una caneca, jamás en el piso. Necesitamos encontrar con rapidez a alguien que respete las normas de tránsito. Necesitamos gente capaz de hablar con cortesía, con modales...
Ahora que ya sabe de lo que carecemos, y lo que necesitamos ¿Se une? ¿Procurará ser un mejor ciudadano? O por el contrario, ¿seguirá en una 'ceguera cívica'?
Una década sin Orlando Sierra
Hace diez años un sicario disparó cobardemente contra el entonces subdirector del diario La Patria Orlando Sierra Hernández. El caso aún sigue impune.

Era 30 de enero de 2002 y en promedio el reloj marcaba la 1:55 de la tarde, Orlando Sierra Hernández –subdirector del diario La Patria–, regresa caminando junto a su hija Beatriz, con quien ha salido almorzar al lugar de siempre. Las imágenes de la cámara de seguridad no muestran al periodista ni a su hija; se ve, por el contrario, al sicario que los observa desde un puesto de dulces, el tráfico de esa hora, la gente que camina apurada por las estrechas calles del centro de la ciudad. Queda registrado el momento cuando el asesino cuza la cebra y posteriormente se se pierde. El resto hay que reconstruirlo con las voces de los testigos: en la entrada de las antiguas instalaciones del periódico La Patria el sicario empuja a Beatriz y dispara una vez. Orlando se desploma. Tirado en el suelo recibe otro impacto de bala, esta vez en la cabeza, mientras tranto el sicario aprovecha para huir calle abajo hacia la Galería. Hay un barullo grande en esa zona del centro hasta que logran montarlo en un taxi y enfilan hacia el hospital. Luego de dos días de inútiles esfuerzos por mantenerlo vivo, Orlando muere.
Por otro lado una patrulla comienza a perseguir al sicario, sin saber qué crimen había cometido. Minutos más tarde logran atraparlo en el distrito de Galerías y el asesino es procesado y condenado posteriormente. La condena no le duró mucho: En 2007 ya estaba libre; pero en otra persecución, esta vez en la ciudad de Cali, la policía lo mata.
Diez años después del asesinato, la sombra de la impunidad y la injusticia aún cobija el hecho: los autores materiales fueron sistemáticamente asesinados; sin embargo, los actores intelectuales continúan sin identificarse y hace apenas un par de meses la fiscal Myriam Doris Castro promulgó una resolución acusatoria contra el principal sospechoso, el político liberal Ferney Tapasco. Más allá de eso, son pocos los avances que se han logrado. Quizás los reportajes que se publiquen en medios de comunicación con motivo del aniversario de su muerte, servirá para aplazar su olvido.
El obstáculo tecnológico
Las parejas se aman, pero también adoran sus aparatos. La tecnología puede ser un elemento que los una pero además un motivo de conflicto, que podría llegar a traer consecuencias en el vínculo.

Hay una intrusa en mi cama marital. Brillante, colorida, seductora y fácil de acunar, atrapa la atención de mi esposo por las noches. Y ya tuve suficiente.
La advenediza es la iPad de mi marido, una adquisición que objeté enérgicamente. Tras un largo día entornando los ojos frente a mi computadora personal en el trabajo, mi PC en la casa, mi computadora portátil y mi teléfono celular, estoy feliz de liberar a mis globos oculares y retirarme a la quietud de las páginas fijas de un libro a la antigua.
La iPad, con sus íconos alegres y su brillo insistente, invariablemente aleja mi mirada de mi propio material de lectura, una distracción ineludible. No puedo leer junto a una. A mi esposo le encanta.
La pelea por un lector electrónico contra "madera muerta (como lo dirían cruelmente los tecnófilos) no es el único desacuerdo por artefactos que se meten a la fuerza en las relaciones que, por lo demás, son armoniosas.
Hace poco, en un esfuerzo por solucionar un problema técnico en mi iPhone, le pedí ayuda a una colega. "He pensado en comprar un iPhone2", dijo melancólicamente. "Pero mi esposo es muy anti-Apple. No quiere ninguno de sus productos en la casa".
En una relación el hombre puede insistir en un Kindle mientras su esposa puede usar un Nook. Para otras parejas, es la persistente división entre BlackBerry e iPhone, o el viejo debate de la PC contra la Mac. Una pareja usa un Zune en lugar del casi omnipresente iPod. Otros discuten por el relativo atractivo que presentan las tabletas sobre las computadoras portátiles.
La tecnología puede acercar a las parejas. ¡Cuán adorable puede verse un par al maravillarse juntos ante los artículos en una tienda de Apple! Qué adorable intercambiar libros en el Kindle.
¿No es agradable la forma en la que intercambian videos de los hijos en sus teléfonos inteligentes? Tan lindo (o repugnante) cuando las parejas se tuitean entre sí o coquetean en el muro de su pareja en Facebook.
Es común que ya no se entablen conversaciones en la cama antes de ir a dormir. La tecnología, nos guste o no, ya hace parte de la cotidianidad y la debemos usar frecuentemente.
Esto no significa que se arruine la relación de una pareja tan sólo por un aparato al que le damos órdenes (¿o será él el que nos ordena algo?)
No dejará terminar una relación sólo por estar 'conectado' a su portátil, IPad, BlackBerry, etc. ¿O si?
La recomendación es a que ese aparato tecnólogico no se convierta en una extremidad suya. Dele un uso adecuado y correcto a la teconología; de lo contrario ésta se le podrá convertir en una incompatibilidad tecno.
Basado en: http://www.elpais.com.uy/suplemento/ds/la-incompatibilidad-tecno/sds_619836_120122.html
Aprender a decir no
Seis de cada diez adolescentes beben licor en sus salidas nocturnas. Los primeros tragos suelen probarlos en su propio hogar y con el consentimiento de los padres.

Piense en lo más sensato que le puede decirle a su hijo. Entre el abanico interminable de frases célebres que se le vienen a la cabeza, una de las más eficaces no tiene sustantivos ofensivos ni adjetivos crueles. Son sólo dos palabras. Suena a castigo, pero es sinónimo de afecto. Decirle "¡así no!", es poner los límites y ofrecer opciones.
Si es padre debe saber que el "así no" implica mostrar a los niños y adolescentes otras posibilidades. Al revés de lo que se suele creer, no se trata de reprimir una conducta que se considera incorrecta o poco adecuada, sino de enseñarles caminos alternativos para mejorar su toma de decisiones. Un caso claro es el consumo de alcohol.
No se trata de que los menores no prueben un trago, sino de que sepan cuáles son las consecuencias del consumo de la sustancia y cuáles son sus límites.
La puesta de límites es una carrera que se debe entrenar todos los días para estar fuerte frente a situaciones que se presenten. En todo caso son los adultos quienes deben ofrecer lo mejor para el bienestar de sus hijos.
Los padres deben involucrarse en la vida de sus hijos, teniendo en cuenta que son los padres y no los amigos. Ese involucramiento parte de generar un vínculo afectivo, de conocimiento y no de represión, logrando así una mayor confianza al momento de dialogar sobre temas que están en desacuerdo y llegar a acordar algo con mayor facilidad.
Piense si usted es capaz de describir cinco características de la personalidad de su hijo. ¿Conoce a cinco amigos/as de su hijo? ¿Cuál es su próximo examen o parcial? ¿A dónde le gusta salir en las noches de viernes o fin de semana y con quiénes? Estas interrogantes son una simple guía lúdica para autoevaluarse, carece de rigor científico y no pretende ser abarcativa. Porque el diálogo debe ir mucho más profundo: Saber cómo se encuentra, quiénes son sus amigos, sus deseos, qué hace en el tiempo libre, su relación en la escuela y sus vínculos con las sustancias. El tiempo que el chico pasa en el centro educativo le es fundamental. Allí no sólo se genera un aprendizaje formal, también hay peleas, amores, risas y angustias. Y ahí los padres deben estar presentes para aplaudir lo adecuado y decirle a su hijo "así no es" cuando algo marcha mal.
Aproveche las horas de las comidas o de reunión familiar para dialogar con sus hijos. No confronte. Busque el momento ameno.
Pregúntele: ¿A dónde va a salir? ¿Con quiénes va? ¿Qué van a hacer? ¿Cómo va a volver? (Recuérdele que no se suba a un auto de alguien que haya tomado licor).
Recuérdele las recomendaciones para no emborracharse: salir con la panza llena; no secar la sed con alcohol; no mezclar bebidas ni combinar con otras sustancias; y no estar todo el tiempo con el vaso en la mano.
Cuando su hijo está en la discoteca, no es necesario que se lo esté "molestando" por celular. Demuéstrele la confianza que deposita en él.
Conviene pactar una hora de llegada. Si su hijo no regresa a la hora acordada, llámelo. Consúltele si tiene mecanismos para regresar.
En el momento que su hijo vuelva no insista en hablarle. Con seguridad llegue cansado. Si está pasado de copas vigílelo, recuerde que dormirá mucho y que a la mañana despertará con algún malestar.
Hable con él o ella al día siguiente. La conversación debe enfocarse sobre qué fue lo que ocurrió y cuándo fue que perdió la cordura. No lo castigue ni le prohíba otra salida. El propio malestar de la resaca le hará entender que hizo lo incorrecto. Dígale: "Esto te demostró tu límite y ahora sabes hasta dónde puedes llegar". Poco a poco el joven irá tomando consciencia de sus actos.
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